Presentación de los libros La música del mundo. Memoria de una idea milenaria y Palabras para la música. Herencia grecolatina en la terminología musical, del profesor Jesús Luque Moreno. Sala de Prensa del Hospital Real de Granada. 22 de noviembre, 19:30 h

Tal y como se informa en el titular de esta noticia, el próximo día 22 de noviembre, a las 19:30 h, tendrá lugar la presentación de los libros La música del mundo. Memoria de una idea milenaria, y Palabras para la música. Herencia grecolatina en la terminología musical, del profesor Jesús Luque Moreno. El propio autor ha tenido la gentileza de hacernos llegar los siguientes resúmenes de ambas obras:

LA MÚSICA DEL MUNDO. Memoria de una idea milenaria

En Europa y América se aprecia en las últimas décadas una creciente curiosidad por la música en sus orígenes, y entre los compositores hay un renovado interés por el constituyente cósmico de dicha música, algo que, como vamos a ir viendo, se había mantenido vivo a todo lo largo de la historia de Occidente, hasta que entró en declive con el Romanticismo.

Se trata, en efecto, de dos facetas especialmente características de la música grecorromana (la μουσική), el componente ético-psicológico y, por ende, socio-político, que la vincula con la naturaleza humana, y el factor cósmico o metafísico, que la integra en la configuración total del universo. De las dos me ocupo aquí, pero específicamente de esta segunda; de la otra, sólo en cuanto que íntimamente relacionada con ella.

De todo esto quisiera ofrecer una especie de “estado de la cuestión”, una panorámica asentada sobre dos pilares básicos: la adecuada información sobre los modernos estudios al respecto y, muy especialmente dada mi condición de filólogo clásico, el acceso directo a las fuentes antiguas, griegas y romanas, algo no todo lo atendido que merece en muchas de las publicaciones actuales. Mantengo por ello de ordinario los textos originales y trato de ponerlos al alcance de quienes no dominan el latín ni el griego antiguo con las correspondientes traducciones o paráfrasis. Todo esto, qué duda cabe, lentifica la lectura, pero creo que merece la pena.

Procuro asimismo obviar en lo posible las dificultades que conllevan estos temas, reduciendo al mínimo los tecnicismos musicales, aritméticos y astronómicos o tratando de simplificarlos.

Tras un primer planteamiento general (A), paso (B) a un panorama histórico retrospectivo desde Cicerón hasta los más remotos orígenes de estas doctrinas. Me ocupo luego (C), ya en orden cronológico, de la pervivencia y desarrollo de las mismas desde la Antigüedad hasta nuestros días. Y termino (D) con algunas cuestiones que pueden dar cuenta del arraigo de dichas doctrinas en nuestra cultura y en nuestra sociedad. Siguen, para terminar, (E) los índices oportunos.

PALABRAS PARA LA MÚSICA. Herencia greco-latina en la terminología musical

Lo que aquí presento no es, ni mucho menos, un tratado sobre terminología musical de base greco-latina. Tampoco, un estudio sistemático del léxico de la antigua música de griegos y romanos. Mi objetivo es mucho más modesto; no sobrepasa el ámbito de unas reflexiones sobre aspectos o parcelas de dicho léxico que, creo, pueden ayudar a comprender aquella música e indirectamente, en cuanto que herederas de ella, la de épocas posteriores e incluso la nuestra de hoy en día.

Las palabras (verba) encierran en sí en buena medida el ser de aquello que designan: reflejan una visión de las cosas (res); las palabras nuevas o las nuevas acepciones de las viejas connotan la actitud y el pensamiento de los que se sirven de ellas. Cada lengua es un análisis de la realidad y encierra en sí la quintaesencia de la visión del mundo que tiene la comunidad hablante. Y así las palabras (verba) nos llevan a las cosas (res); parafraseando a contrario aquel precepto “casi divino” (Iul. Vict., p. 374,16 Halm) del viejo Catón, rem tene, verba sequentur (“asegúrate la cosa <el asunto>; las palabras vendrán detrás”), cabría decir verba tene, res sequentur (“asegúrate las palabras, las cosas vendrán detrás”); sin duda alguna las palabras (verba) encierran la clave de  las cosas (res) que ellas designan,

Son además las palabras el otero en que me coloca mi oficio: yo no soy músico de profesión ni siquiera propiamente un estudioso de la música antigua; soy lingüista (o filólogo, si se prefiere) que ha dedicado su vida al estudio del latín y sus relaciones con el griego antiguo y otras muchas lenguas. Y es desde esa óptica desde la que con frecuencia me he ocupado de cuestiones musicales, que, por supuesto, siempre me han interesado por sí mismas, pero que también me reclamaban por su íntima relación con los campos donde más intensamente laboraba: la versificación, la métrica y, en definitiva, la gramática.

Ese ha sido el ángulo desde el que a lo largo de mi vida universitaria me he acercado con relativa frecuencia a todo ese mundo complejo y apasionante de la música antigua. Mis trabajos sobre el léxico latino de la métrica a lo largo de diversos proyectos de investigación, mis seminarios, mis clases fueron dando lugar a notas y puntualizaciones sobre este o aquel aspecto, que en ocasiones vieron la luz. Retomando ahora en parte algunos de aquellos escritos e integrándolos con otros muchos no publicados, he tratado de sistematizarlos en estas páginas.

Las palabras sobre las que aquí reflexiono las he organizado en seis partes: una primera (A) centrada en el propio nombre “música” y lo que dice sobre la concepción antigua de nuestra arte/ciencia. En la segunda (B) me ocupo de las palabras que aluden a la estructura interna del sistema musical en sus dos vertientes, armónica y rítmica. Vienen luego (C), ya en el terreno de la acústica, diversas consideraciones sobre los términos relativos al soporte material de la música, al sonido. Tomando pie en ellas, paso (D) a ocuparme del léxico de las relaciones entre sonidos, de la consonancia, de la concordia, verdadero corazón de la música. Una concordia que trasciende (E) a la estructura natural del ser humano y a la ordenación de todo el universo. He añadido, por fin, a estos cinco bloques un sexto (F) que los complementa con cuestiones como la música de la Roma imperial en palabras de Séneca o el sentido de términos como “órgano”, institutio, “auténtico” y “plagal”.

Vienen por fin varios índices que pretenden facilitar la consulta: además del general, uno de palabras y cosas, otro de fuentes utilizadas y un tercero de referencias bibliográficas.

El grueso de estas páginas fue redactado durante la pandemia del “virus coronarium”, de cuya terrible malignidad seguimos, dei gratia, indemnes; han sido ellas refugio y estímulo en las interminables horas del infinito confinamiento doméstico impuesto por el gobierno.